Que son varias las fuerzas en pugna: políticos manchados de sangre y políticos nuevos, paramilitares, narcotráfico y guerrilla, siempre con los Estados Unidos poniendo un poco de sus fichas para cada una de los actores, y 7 bases militares con objetivos varios e inconfesables.
Que el paramilitarismo está vivo: con matanzas y aprietes se mantienen a raya las protestas sindicales y las denuncias de corrupción, por ejemplo, un terror muy concreto.
Conocimos a quién no pudo volver por 4 años a visitar a sus padres a su pueblo de origen, por que su cara no le gustó al “paraco” mandamás del lugar.
Que el poder de la guerrilla es una realidad, también. Lo dijo, con conocimiento de causa, el soldado liberado por la guerrilla el pasado marzo, luego de 13 años secuestrado.
Que en las zonas donde se instalan los narcos la población se hace adicta y sus vidas se van progresivamente al carajo.
Que desde que está Uribe se puede viajar por el país por las carreteras, como estamos haciendo nosotros. Por unas carreteras militarizadas a cada paso, con su propaganda a cada paso y medio. ¿A qué precio? También al precio del terror y de la vida de muchos: Los casos de los “falsos positivos” comenzaron a registrarse desde el año pasado, cuando muchos campesinos y jove desempleados empezaron a desaparecer de sus lugares habituales de residencia en diferentes ciudades del país, para luego aparecer muertos en supuestos combates y ser señalados por el Ejército como integrantes de las FARC. “Generalmente, cuando las fuerzas militares se enfrentan a grupos ilegales o subversivos y registran la mayor cantidad de muertos en las filas enemigas, los soldados que participan en la acción son premiados con permisos y ayudas económicas.” (fuente: http://www.desdeabajo.info)
Que ser maestro en Colombia es una profesión de riesgo con casi 100 sindicalistas de la educación asesinados en un año y medio y cuyos crímenes no son esclarecidos. (Leer más en: http://www.ei-ie-al.org)
Conocimos a un docente, quién soportó en su casa una razzia policial, revisándolo todo a punta de pistola y por el terrible crimen de posesión de material comunista.
Que ser sindicalista pone en riesgo grave la vida de los trabajadores colombianos, como es el caso de los que luchan contra los despidos en la Coca Cola y la Philip Morris, donde los paramilitares contratados por políticos y empresarios hacen su trabajo.
Vemos gente comprometida que no le hace caso al miedo alza su voz, pone su cuerpo, su tiempo y actúa.
Conocimos a quienes simpatizan con Uribe porque para ellos ha construido una Colombia más segura (éstos son los que se informan por la tv oficial generalmente). Estos son los que reciben una noticia atrás de otra en contra de Chávez, que han elevado al nivel de cuco que se quiere comer a todos los colombianos que se atrevan a cruzarse por delante.
Otros prefieren concentrarse en si mismos, no escuchar noticias sangrientas ni enfrentarse con el hecho de que el país se sigue vendiendo.
También conocimos a quienes quieren patear el tablero y sueñan y trabajan por una revolución.
Escuchamos que la educación estatal incluye la religión católica como materia obligatoria.
Colombia, qué país más complejo, fuimos recibidos con solidaridad y educación por donde pasamos. Generosidad y tradiciones. Amor por la tierra. Amor por su música. Amor por la palabra. Amor por sus comidas, frutas, arepas, arepitas, verde y maduro.
Un día Babilonia caerá y Colombia podrá encontrarse consigo misma, sin quién sostenga asesinos, sin quién les compre la merca, sin quién se lleve sus minerales, Colombia será un faro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario